domingo, 24 de noviembre de 2013

EL PRINCIPIO DE LOS DERECHOS HUMANOS



ALEJANDRO A. TAGLIAVINI |  EL UNIVERSAL

Domingo 24 de noviembre de 2013  12:00 AM

Los derechos humanos empiezan, es una obviedad, en el derecho a la vida. Y la vida, ya lo sabían los clásicos griegos, se desarrolla de manera intrínseca, de adentro para afuera, como cuando los niños ganan altura no es cierto que suceda porque, durante las noches, las madres los cuelgan del perchero.

Pero dicen las malas lenguas que en la Casa Rosada hay vampiros de los que duermen colgados. Será por eso que el gobierno argentino provoca situaciones desopilantes como arrancarles dólares a los exportadores a precio vil, desalentando la producción, para ofrecerlos a viajeros por placer y compras superfluas. Pero en esto de desalentar la producción para alentar la vagancia, el chavismo se lleva las palmas. Entre otras causas, debido a las súper rebajas socialistas decretadas por Maduro, decenas de miles de personas han esperado 10, 20, 40 horas o más en colas para comprar bienes prescindibles. Calcule las horas malgastadas en total.

Según estimaciones, 13 millones de personas han sido afectadas por el tifón Haiyan, en Filipinas. Las pérdidas globales relacionadas con el clima han aumentado desde los US$ 48.000 millones anuales durante los 80, hasta US$ 195.000 millones durante la última década, según el grupo asegurador Munich Re. El total de daños llega a US$ 3,7 billones entre 1980 y 2012. De ellos, el 74% se relaciona con las condiciones meteorológicas extremas. Según el Banco Mundial, invertir preventivamente antes de los desastres conllevaría un ahorro de hasta el 50%.

El huracán que inundó Nueva Orleans, por caso, no hubiera tenido efectos tan desastrosos de no ser porque las defensas diseñadas en una oficina burocrática estatal no eran las adecuadas que hubieran podido construir las personas afectadas, a través de compañías aseguradoras, por ejemplo, si el gobierno lo hubiera permitido. No es casual que 85% de las víctimas mortales por catástrofes ocurren en países con ingresos bajos o medios, según NacCatService. Es que, precisamente, el flojo crecimiento económico muestra que el desarrollo natural de esa sociedad está siendo coartado extrínsecamente.

En estos ejemplos se ve la ineficiencia cuando pretende desarrollarse la vida humana extrínsecamente. Lo más eficiente, finalmente, es aquello que hace que el hombre se desarrolle lo mejor posible, pero como el desarrollo natural es intrínseco la eficiencia también lo es, no puede ser impuesta desde afuera. "De cuantas acciones ejecuta el hombre, sólo aquéllas pueden decirse propiamente humanas... (cuando) él es dueño de sus actos... Son, pues, en realidad humanas las acciones que provienen de voluntad deliberada, y si otras ejecuta, serán acciones del hombre, mas no acciones humanas, ya que no obra en ellas como hombre en cuanto tal", dice santo Tomás en la Suma de Teología (I-II, q. 1, a. 1.).

Aristóteles distingue el ser –humano– en acto y en potencia (la posibilidad intrínseca de llegar a ser lo que aún no es). Consecuentemente, el movimiento, las acciones  –el desarrollo– es, precisamente, el paso de la potencia al acto, es decir, "el acto del ente en potencia en tanto está en potencia" dice en la Física (III, 1). En definitiva, la verdadera autoridad existe cuando el obediente decide libremente, en cada acto, obedecer como cuando los niños van por la vida imitando a los padres o el aprendiz sigue al maestro para conseguir la excelencia. Así, la "autoridad" por imposición coactiva es inmoral, ineficiente.

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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EL MAÑANA DEL PUEBLO



La verdadera guerra económica es a la que nos tienen sometidos Maduro y su gobierno


ARMANDO BRIQUET |  EL UNIVERSAL 

Domingo 24 de noviembre de 2013  

Hemos vivido dos semanas de atropellos y abusos, arbitrariedades conducentes a tratar de enderezar con más distorsiones, la pésima gestión económica de este gobierno. No les gusta oír ni leer verdades, pero la verdad es que después de acabar con la producción nacional nos

han llevado a la importación hasta del tomate que nos comemos, privilegiando además la asignación de dólares a un grupete, y no a todos. Esa verdad es inocultable.

Como si esto fuera poco su única preocupación era aprobar una ley Habilitante, como si darle más poderes a Maduro resolviera su ineficiencia como presidente. Usaron el cáncer de la compra de conciencias en forma pública e inescrupulosa hasta alcanzar al diputado 99 y cumplirle el capricho a Maduro. No es la Habilitante la vacuna a un mal gobierno.

No es la Habilitante la que va a hacer que en enero el pueblo pueda conseguir harina, televisores, cauchos, carne, leche. Muestran como un gran logro las largas colas para comprar un TV que quizás no necesitabas, pero cierran los ojos ante las largas colas para comprar los alimentos que tu familia necesita a diario. Hoy se jactan de los abusos que cometen, pero los venezolanos ya no nos comemos más historias ni cuentos, sabemos que en enero padeceremos la borrachera de despilfarro que hoy ha fomentado Maduro y su combo.

La gente que recibió veinte mil bolívares de aguinaldo sabe perfectamente que por más amenazas y show mediático la verdad es que sus problemas seguirán siendo los mismos en diciembre y el próximo año. Más allá de saber o no que la inflación desde que llegó Maduro al poder es de 50,9%, este joven sabe que el dinero es sal en agua en este país.

Por eso el pueblo dice basta y sale a la calle, porque la verdad nos sostiene, nos apoya y nos ampara. Este gobierno es caos, desabastecimiento, incapacidad. Por eso se arman colas en todos lados, porque sabemos que mañana no habrá.

¿Y mientras tanto el gobierno qué?

Importan la mayoría de los alimentos que consumimos, hasta la sardina la traemos de fuera, se endeuda más y más con China, entrega nuestra faja petrolífera y acusa de una guerra económica a todo el que piense distinto, como el famoso chiste del sofá. La verdadera guerra económica es a la que nos tienen sometidos Maduro y su gobierno.

Afortunadamente el pueblo ha dicho basta y seguiremos dando la lucha en cada mínima batalla. No más subestimaciones a los venezolanos. Lucharemos por nuestro futuro hoy y siempre. Esto aún no termina. Todo lo contrario, apenas empieza. El mañana de nuestros hijos nos impulsa y alienta a reclamar nuestros derechos y los suyos.

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TIEMPO DE PALABRA



"El hastío ciudadano no es ajeno a la crisis sino una de sus expresiones fundamentales"


CARLOS BLANCO, WWW.TIEMPODEPALABRA.COM |  EL UNIVERSAL 

Domingo 24 de noviembre de 2013  

La libertad como destino

El régimen, tan en ruinas como el país, intenta un fraude electoral tal vez mayor que nunca antes porque viene de la derrota del 14A. Lo necesita porque sabe lo que todos saben. Chávez hizo todas las marrullerías conocidas, pero tenía su popularidad como amortiguador para las derrotas. Maduro no tiene esos amortiguadores: el golpe de cada hueco en el que cae le repercute directamente en la zona blanda del cráneo y lo deja grogui. Maduro percibe que la pérdida de las elecciones del 8D se traduciría en forma inmediata en clamorosa demanda de renuncia. Por esa razón quien esto escribe votará; pero, por esa misma razón es absolutamente previsible un intento descomunal de fraude. En caso de que las fuerzas democráticas ganen o de que su victoria sea escamoteada, ese difícil tránsito de Nicolás en la cuerda floja a 1.000 metros de altura tendrá que continuar a la misma altitud pero sin cuerda, ni floja ni tensa.

Ante la inminencia de un desenlace y en medio de una situación brumosa, en la que las fuerzas no se distinguen claramente, y en la que los actores se desplazan como borrosas imágenes sin identidades establecidas, la guía y el sentido de la marcha tiene que recaer en los principios. Y la libertad es el objetivo supremo de esta hora en la que la marea totalitaria ahoga el país.



LIBERTAD, ¿DÓNDE ESTÁS?. Hay gente contenta sin duda y con previsible impacto electoral. Un televisor en el lomo, gratis o a mitad de precio, no amarga. Una mesada sin mover una mano que no sea para estirarla puede ser motivo de contento. También hay los que creen que la mala vida se sobrelleva mejor si los demás se arruinan. No faltan los que piensan que allá lejos está La Guaira y que después de las amarguras del momento vendrá algo parecido a la calma, con niños en lectura apasionada de la gesta de Fidel Castro; gruesas campesinas con la hoz blandida, en el disfrute de la recolección manual de ilusiones; y fornidos obreros en el gratificante esfuerzo de confeccionar el socialismo con el martillo emblemático, descerrajando tercas cabecitas burguesas. Todas zarandajas frente a la escasez de azúcar, al precio de la medicina para la tensión alta y al muchacho que yace en el piso porque, inadvertido, caminaba en la vereda de la balacera.

La libertad evoca la posibilidad de crear, vivir sin miedo e imaginar el futuro; es pensar que las bondades de la vida son posibles y dependen del esfuerzo, la preparación y el talento puestos en la obra. La libertad es imaginar el porvenir y tener la opción de construirlo; es confiar en que mañana puede ser mejor que hoy y que hay futuro para cada quien, para los hijos, para los amigos. No es carecer de miedo, pero es tener las armas para vencerlo. No es vivir bajo el imperio del terror sino de la solidaridad.

Hay quienes dicen que una de las dimensiones de la libertad, la de expresión, impera en Venezuela, aunque aporreada. Falso. No es libre porque se la desnuca, aunque sea con guantes. Alguien dirá: "al menos tú escribes en este diario y dices lo que quieres"; esto es cierto, pero es una libertad que me garantizan trabajadores, periodistas, directivos y dueños de un medio de comunicación. No me la garantiza el gobierno sino la firmeza de un periódico. Hay medios que han resistido, algunos han sido tomados a la fuerza, otros se han neutralizado y algunos más han pactado. Por cierto, estos últimos ensalzan la corte de los dialogantes, de los que se hacen los locos frente a los desmanes o se mantienen en la prédica de la equidistancia: como ya se ha dicho en este espacio, se distancian 3 metros de los "radicales" del gobierno para excusar su distancia de 3 kilómetros de los "radicales" de la oposición.

La libertad del columnista es la resistencia del medio de comunicación. Si se quiere apreciar si de verdad hay libertad de expresión hay que mirar hacia los instrumentos que controla el gobierno y allí se ve lo que es su privación. No solo los demócratas están ausentes sino que el propio pensamiento con amagos críticos dentro del oficialismo es perseguido, obstaculizado o impedido. El sistema de medios de comunicación del Estado está diseñado para impedir la libertad de expresión que por su propia naturaleza es plural, crítica y respondona; crece en el enfrentamiento al poder y a sus tendencias expansivas y de control.

UNA CÁRCEL LLAMADA VENEZUELA. Chávez era un autócrata, constructor de este desastre. Lo hizo con un liderazgo fuerte, al encarnar una confusa mezcla de reivindicaciones y resentimientos, así como la exacerbación de rasgos terribles que se anidan, como dormidos, en las sociedades y que basta que se les manosee para que afloren en la forma de venganzas épicas. Chávez fascinó a muchos ricos y exacerbó en ellos oscuras pulsiones contra el sistema democrático en el marco del cual habían acumulado su riqueza, bien habida en unos casos y en otros no. Más adelante, cuando se afianzó en el poder, desechó a esos compañeros de ruta y escogió al sector informal urbano como su sostén, en estos soliviantó el virus del rentismo cuya apoteosis ha comenzado con los saqueos, el festín de los precios y la perspectiva de una escasez aún más brava que la conocida, promovidos por Nicolás Maduro.

Pero Nicolás no es Chávez. Más bien parece haber sido escogido como el más débil de los sucesores posibles y, sin duda, como una vía para cerrarle el paso a Diosdado Cabello, teniente hinchado de ambición y resentimiento, como se observa en sus gruñidos e imprecaciones. Nicolás pretende disimular su debilidad como sucesor y su carencia de liderazgo con la altisonancia, la insolencia y los ataques despiadados y brutales contra sus oponentes. Maduro ataca como lo hace, no porque sea fuerte sino porque es débil; porque él se sabe acorralado y lanza los manotazos que se conocen. Carece de legitimidad, de legalidad, de sindéresis y de sentido del Estado; mas bien se ha convertido en un fanfarrón peligroso: el guapo de esquina que necesita demostrar una valentía que solo aflora en pandilla y en el innoble ejercicio de cayapas.

Venezuela, en manos de segundones, es rehén para cobrar agravios ignotos mientras se reparten el botín que el azar les deparó y que como toda ganancia repentina e inasimilable se perderá en borracheras, asociaciones delictivas y enriquecimientos inexplicables de los relacionados.

Ante este panorama es otra vez, como cada vez que la historia repica duro, el momento en el cual la libertad convoca. Las fuerzas están desatadas: ni la oposición, ni el Gobierno son el centro de las decisiones; sólo las criaturas ciegas y básicas. El hastío ciudadano no es ajeno a la crisis sino una de sus expresiones fundamentales: me ocupo de lo mío porque lo que ha de ser será. La fuerza que palpita y ruge en el subsuelo puede no ser deseada o buscada, pero es la forma que adoptan las furias para que los responsables de despertarlas paguen su osadía.

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MALPARTO



La perversidad del pensamiento revolucionario carece de límites. No hay nada que extrañar


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  EL UNIVERSAL

Domingo 24 de noviembre de 2013  12:00 AM

La llamada Ley Habilitante nace como el Anticristo en una viscosa placenta de crimen: saqueo, usurpación, chantaje, atropello a la inmunidad parlamentaria, -con lo que reducen la Asamblea a un corral-, veto a opositores en televisión, amenazas a medios impresos, despido de periodistas, quiebra inducida de comercios. El chacal lanza dentelladas, enciende al lumpen y remacha su enemistad con la gente de trabajo. Las revoluciones del siglo XX y XXI son por definición sucesos hamponiles disfrazados detrás de una retórica social. Razón tuvo Betancourt en hablar de hampa política y hampa común. Se proponen objetivos criminales: arrebatar la propiedad y la libertad, manejar las vidas, imponer dictaduras, liquidar la civilización, basada en esos valores. Por eso las constituciones y leyes revolucionarias son anticonstituciones, antileyes, actos de barbarie para negar derechos, o declaraciones vacías.

La teoría revolucionaria es fárrago para derrocar el Estado de Derecho y poner a los ciudadanos de rodillas ante el gobierno, con la retórica de "especuladores", expropiaciones, "burguesía", "democracia verdadera", "justicia social". Unas revoluciones fueron sangrientas, unas menos, otras más. Guevara chapoteaba lodazales de sangre y no hubo saqueos dirigidos porque desde el inicio desapareció lo privado y toda propiedad pasó a manos de Fidel Castro, quien según Forbes, tiene en cuentas personales las reservas en divisas. La "moral revolucionaria" es la amoralidad máxima, porque las acciones humanas se juzgan en referencia a "los intereses de la revolución", la voluntad de una claque malhechora y su caudillo. Otras son sórdidas, socarronas, como la sandinista. Y la bolivariana, en la que el rasgo dominante es la voracidad de la corrupción, que aún se percibe porque sobrevive la conciencia de 40 años de democracia y levemente las fronteras de lo público y lo privado.

Buenandros

La autocracia plebiscitaria del Siglo XXI es socarrona ("somos demasiado malandros" dicen en carcajadas cuando se reúnen). El gobierno más corrupto de la historia latinoamericana siembra rencores. El dueño de un abasto, una fábrica, una tienda, son especuladores, los políticos, sinvergüenzas (un aporte de la antipolítica); los profesionales, elitescos, y esparcen racismo contra los "blancos". Así la señora jubilada que arrienda una habitación en Catia, es enemiga de clase del "caballero de orden" que vive en ella. El Galáctico y sus ministros, y ahora los fámulos que gobiernan, no tienen idea de cómo enfrentar el delito, la inflación, o cualquier otra cosa, más bien apoyan a los buenandros, y tejieron una alianza con ellos. Nunca hubo ningún propósito de proteger a la gente honorable y no importa que la sangre manche el asfalto. No es aleatorio que delincuentes en moto imperen, o que el narco Marulanda tenga un bronce.

Era legítimo que un "condenado de la tierra" -como los llamaba el filósofo y siquiatra Frantz Fanon en su brillante retórica lombrosiana-, matara un niño inocente en las calles. Cuestionaba la noción de delito porque el oprimido, para liberarse síquicamente, para "hacerse humano" debía matar un opresor. Según la antisiquiatría no había ninguna razón para readaptar los sicópatas a un mundo que más bien debía destruirse, y el loco tenía más la razón que los "normales" alienados y pasivos al sistema. Terroristas árabes, irlandeses y serbios usaron al hampa para volar restaurantes. El primer comunista alemán, el sastre Wilhelm Weitling, quería organizar un ejército de "valientes e inteligentes" criminales y proclamaba que la revolución "debía soltar a los delincuentes y las furias del infierno en la tierra" para hacer lo que quisieran con "la burguesía".

Anomia máxima

Otro líder alemán, Karl Heinzen, decía que el asesinato estaba plenamente justificado en la política. Lógico si la violencia es partera de la Historia. Bakunin repudiaba a los moderados y creía que los únicos revolucionarios sinceros, sin fraseología, sin vanidad, era los delincuentes, enemigos par exellence del Estado. Lenin quería una alianza "campesinos, obreros y soldados" y Bakunin añadía "obreros, campesinos y delincuentes". Los Panteras Negras y el Ejército Simbionés -recordado por la película de Paul Schrader sobre el secuestro de Patty Hearst - contrataban asesinos y drogadictos. Para Marcuse la clase obrera se había integrado, vendido al sistema, y la revolución tenía que apelar al lumpen, los marginados, las minorías violentas. Según Fanon, un marginado, un delincuente, incluso un demente, eran mucho más revolucionarios que un pequeño burgués, al colocarse "objetivamente contra la sociedad capitalista".

Miles de horas de escatologías ideológicas, vaciedades y resentimientos por televisión en Venezuela, "la hora del odio" orwelliana, dejaron una guerra civil de baja intensidad con 200 mil víctimas jóvenes de los sectores populares. En quince años de discursos tóxicos, autoriza destruir "al enemigo". Entre los derrelictos teóricos marxistoides, el criminal no es responsable de lo que hace sino "víctima de la sociedad", y si se le ve bien, héroe. La perversidad del pensamiento revolucionario carece de límites. No hay nada que extrañar. La revolución bolivariana, la anomia máxima, necesita su Ley Habilitante para corromperse por decreto.

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BALI: UN PREMIO QUE NO SE PUEDE DEJAR PASAR



ÁNGEL GURRÍA |  EL UNIVERSAL

Domingo 24 de noviembre de 2013  

Como confirma el último estudio económico mundial elaborado por la OCDE, el comercio mundial se está estancando. Esto hace que tenga más importancia que nunca que los responsables de las negociaciones de la OMC alcancen un acuerdo que impulse el comercio internacional y la economía mundial en su conjunto. El final del plazo se acerca a gran velocidad. Tal y como ha advertido el director general de la OMC, Roberto Azevedo, se trata de "un todo o nada", y la Reunión Ministerial de Bali, que tendrá una trascendencia fundamental, está a tan sólo unas semanas de celebrarse. Está en juego un acuerdo de facilitación del comercio con potencial para reducir los costes comerciales, crear puestos de trabajo e impulsar la recuperación económica, junto con medidas que abordan las preocupaciones de los países menos desarrollados. Se trata de un acuerdo que no podemos dejar pasar.

Facilitar el comercio significa conseguir unos procesos más sencillos, más rápidos y más fiables en las fronteras de manera que resulte más fácil el tránsito de productos y servicios. Los países deben comprender que esto no es una concesión sino una medida para impulsar sus propias economías. La eliminación de procedimientos ineficientes y de retrasos innecesarios liberará a los países de costes improductivos que hacen que los productos resulten más caros tanto para los consumidores como para los productores.

Nuestro análisis pone de manifiesto que la adopción del exhaustivo paquete de reformas de la OMC que elimina estas barreras puede reducir los costes comerciales totales en más de un 15% para los países en desarrollo, y en un 10% en los países más avanzados. Una reducción de los costes comerciales de un 1% supondría un incremento de los ingresos a nivel mundial de más de 40.000 millones de dólares. El 65% de estas ganancias iría a parar a los países en desarrollo.

Las experiencias desarrolladas en este sentido muestran que un acuerdo de este tipo creará puestos de trabajo al reducir los costes unitarios de producción. El sistema TradeNet implantado en Singapur ha incrementado la productividad interna y ha proporcionado unos ahorros anuales estimados en 1.000 millones de dólares. El aumento del comercio y la efectividad de los controles contribuyen también a incrementar la recaudación fiscal: en Etiopía, los ingresos fiscales aumentaron en más de un 50% tras la implantación de las reformas aduaneras que incrementaron las exportaciones en un 200%. En Perú, los ingresos aduaneros se multiplicaron por más de tres después de que se implantaran las reformas de facilitación del comercio y a pesar de que los niveles arancelarios se redujeron entre un 15 y un 35%.

La economía mundial se estructura hoy en día en torno a las cadenas de valor y las mercancías que atraviesan las fronteras numerosas veces a medida que los insumos se van transformando hasta derivar en el producto final. Hoy, las ineficiencias existentes en las fronteras se traducen en que el comercio se ve "gravado" no una, sino múltiples veces en su tránsito comercial. El acceso a insumos que cuenten con unos precios competitivos constituye un factor cada vez más importante tanto para los países desarrollados como para los países en desarrollo.

La facilitación del comercio tiene tanta importancia para mejorar la evolución de las exportaciones como para las importaciones. Las ineficiencias existentes en las fronteras desaniman a los productores nacionales a la hora de introducirse en los mercados de exportación. Cada hora que destinan a gestionar las cuestiones de la burocracia significa una hora perdida para desarrollar y producir bienes y servicios o para captar clientes. Por ejemplo, en África, una simple medida para agilizar la documentación comercial podría traducirse en una reducción de casi el 3% de los costes comerciales.
Nuestro estudio muestra que la adopción de estas reformas resulta barata (entre 5 y 25 millones de dólares al año) en comparación con los beneficios económicos que redundan en la economía. El principal factor no es tanto el coste de los equipos sino el desarrollo de los recursos humanos y el mantenimiento de un liderazgo sostenido para cambiar la cultura existente en los órganos responsables de las fronteras. Para abordar estas cuestiones, la asistencia técnica y financiera ha crecido en la última década para promover la facilitación del comercio en los países en desarrollo: las ayudas proporcionadas por los donantes para modernizar las reglas y procedimientos fronterizos prácticamente se cuadruplicaron en 2011 hasta los 380 millones de dólares. El transporte y el almacenamiento representaron 11.500 millones de dólares y se destinaron más de 600 millones de dólares a las telecomunicaciones.

Muchos países están trabajando duro en estos esfuerzos de facilitación del comercio. Son medidas que tienen mucho sentido desde un punto de vista económico. Ha llegado la hora de que los responsables de las negociaciones en este ámbito vean igualmente que tienen sentido y cierren las negociaciones con un acuerdo.

Ángel Gurría es secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)

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