AGUSTÍN
ALBORNOZ S. | EL UNIVERSAL
Viernes
13 de septiembre de 2013
Hay
temas que definitivamente en lo personal tocan la fibra más íntima nuestra,
especialmente los que tienen que ver con los niños, los adultos mayores y las
personas con diversas discapacidades. Y seguramente es así porque en medio de
este mundo con tanta confusión y en muchas oportunidades muy agresivo, pienso a
menudo en las diversas situaciones que estarán afrontando estos sectores de la
población, siendo ellos los más vulnerables y teniendo la menor capacidad
defensiva.
En
todo lo que comentaremos a continuación nos referiremos a los niños,
especialmente cuando están a punto de comenzar un nuevo período escolar, pero
será perfecta y convenientemente
aplicable también a adultos mayores y personas con discapacidades, así como en
última instancia a adultos en general.
Los
niños recuerdan con mucha claridad y los afectan de forma muy directa las
actitudes de los padres o de las personas que hacen sus veces, así como la
manera en que éstos los perciben y lo que piensan de ellos. Por eso, si
constantemente se expresa fe con las palabras y se dicen cosas positivas del
hijo, tanto ante él como ante los demás, y si se piensan cosas positivas de él,
el efecto será bueno y positivo porque le infundirá fe y se ajustará más al
concepto que se tiene de él y lo que se espera de él. En cambio, si se piensa o
habla mal de él, ya sea de forma directa o indirecta, terminará teniendo un
concepto negativo de sí mismo, no podrá ser feliz, se socavará su autoestima,
se dificultará su desempeño y afectará la forma en que se vea a sí mismo. La fe
engendra fe, las actitudes positivas fomentan más actitudes positivas tanto en
uno mismo como en quienes lo rodean. Para que se manifiesten las mejores
cualidades de una persona hay que tener fe en ella.
Por
otra parte, nos gustaría preguntar a nuestros amables lectores: ¿por qué creen
ustedes que existe una tendencia natural a sentirnos atraídos hacia las
personas optimistas, que piensan positivamente y ven el lado bueno de las
cosas? Porque todos los seres humanos en algún momento en nuestras vidas
tenemos sentimientos de inferioridad, y con frecuencia, en un mundo
generalmente negativo, necesitamos oír y ver lo bueno, el lado mejor y más
prometedor, para poder cobrar ánimo y tener fe en uno mismo, en los demás y en
nuestras circunstancias. Si uno es optimista y piensa bien de sí mismo o de sus
hijos, aunque tenga que obligarse a ello porque no le resulte espontáneo, esa
actitud positiva no solo hace mucho bien porque abre un cauce por el que puede
canalizarse ese gesto de amor, sino que también atraerá a los demás a la
persona y todos saldrán beneficiados emocional y espiritualmente.
Así
como es fundamental disciplinar a nuestros niños y fijar ciertos límites a sus
acciones, igualmente es muy importante manifestarles amor, porque si no lo
hacemos, ¿cómo van a saber ellos que los amamos? Esto es vital, porque a veces
damos por sentado que ellos (así como cualquier otra persona) saben
automáticamente que los amamos, y en realidad eso no es así, siempre debe
quedar muy claro con nuestras palabras y sobre todo con nuestros actos. Además,
a los niños les encanta que les digan que han hecho algo bien. Es más
importante elogiar a un niño por sus buenas obras y por su buena conducta que
regañarle cuando se porta mal, y cuando sea necesario hacerlo, que en varias
oportunidades lo será (también por amor a ellos), hacerlo en el espíritu
correcto. Siempre hay que procurar resaltar el lado positivo de las cosas.
Por
otro lado, los niños tienen unos sentimientos muy tiernos y delicados, aun los
que no exteriorizan mucho, por ello deberíamos a menudo tener gestos bonitos
con ellos. El amor que les manifestamos dedicándoles tiempo de calidad, más que
de cantidad, es una de las mejores formas en que un niño va a sentir amor a
través de nosotros.
Apreciados
lectores, en el mundo hostil y agresivo de estos tiempos va a ser primordial
procurar manifestar más amor a nuestros semejantes si queremos reforzar la
autoestima de las personas que nos rodean, especialmente de los niños. De
alguna forma, los que estamos conscientes de la importancia de este hecho con
más razón tendremos que hacerlo para compensar el aspecto negativo mencionado
del mundo.
Finalmente,
en este instante, estoy recordando una frase que la primera vez que la leí me
conmovió mucho, palabras más palabras menos decía: Si les hablamos a los niños
sobre un mundo mejor, ellos mismos lo construirán. Hagámoslo.
La
satisfacción de la necesidad de autoestima conduce a sentimientos de
autoconfianza, valía, fuerza, capacidad y suficiencia, de ser útil y necesario
en el mundo. Abraham Maslow
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