JOSÉ
MAYORA | EL UNIVERSAL
Viernes
13 de septiembre de 2013
En
una reciente conversación sostenida con un amigo vinculado con la distribución
minorista de alimentos, me narraba, con cierto dejo de preocupación, lo que
estaba ocurriendo en el sector y, más grave aún, lo que podía ocurrir en un
futuro cercano. Si en el pasado usted
podía escoger entre varias marcas de un mismo producto, hoy en día la oferta se
restringe a uno o dos con la incertidumbre del tiempo que puedan permanecer en
el mercado.
La
declaración más importante es que los caraqueños no sabemos lo que significa
escasez o desabastecimiento, si nos comparamos con Maracaibo, Barquisimeto, y
otras urbes de similar importancia, donde la situación es dantesca.
Lo
narrado hasta el momento no requiere de ningún medio especializado para que la
gente se entere pues lo vive en carne propia. La percepción del común es que
nos estamos deteriorando aceleradamente y como el deterioro no tiene límites,
todavía podemos estar peor.
Alimentos,
inseguridad, luz, administración de justicia, institucionalidad, salud y todo aquello que suponga finalidades
públicas no exhiben su mejor momento. En
el contexto internacional las comparaciones entre países nos colocan en lugares
privilegiados si comenzamos por los últimos de la cola. En materia de garantías
ciudadanas cada vez hay menos, máxime cuando el país se autoexcluye de los
mecanismos internacionales de resguardo de los derechos civiles.
Sin
pretender ser un diagnóstico exhaustivo de calamidades, la anterior enumeración
no es como para imitar a la hiena en materia de carcajadas; no, muy al
contrario, es como para que el Guaire se desborde con la ingente cantidad de
lágrimas que aún nos quedan por derramar.
Lo
dicho hasta ahora es verificable por cualquier ciudadano. Las consecuencias de tales hechos también son
previsibles. Lo que no parece preocupar al colectivo es el verdadero
origen de esta problemática: Nicolás
Maduro no entiende lo que pasa. Tal revelación tiene un matiz adicional, NM
evade la responsabilidad de ponerse al
frente del país y lo resuelve mediante la evasión creando una obra de teatro
del absurdo llamada "Gobierno de calle". En el fondo de lo que se
trata es de estar recorriendo el país en una especie de campaña electoral
permanente, evitando sentarse en Miraflores en la sala del Consejo de Ministros
para "agarrar el toro por los cachos".
Al
contrario de su predecesor, quien si sabía lo que pasaba pues él era el
causante y lo hacía ex profeso, NM se
encuentra en medio de una trampa pues no debe tener a quién creerle. Me imagino
que a todos les debe tener desconfianza y piensa que las recomendaciones no lo
favorecerán, en el fondo el problema es que no las debe entender, en virtud de
lo cual no toma decisiones.
La
evasión de Don Nicolás tiene cosas sorprendentes. El pasado miércoles, la
ciudad capital colapsó pues el Gobierno convocó una serie de manifestaciones de
calle en solidaridad con el recuerdo de Salvador Allende: ¿qué significa este
ilustre personaje para el pueblo venezolano? Pues en estricto sentido, lo mismo
que significa el Mocho Hernández para el pueblo chileno.
Don
Nicolás, después que usted le entregue la soberanía alimentaria a Nicaragua,
Brasil y Argentina; la energía eléctrica a la buena de Dios; la justicia a los
pranes; la franja petrolífera a rusos y chinos; el Esequibo a Guyana; el Golfo
a Colombia: ¿cuál será el próximo paso?
Mayora.j@gmail.com
http://www.eluniversal.com/opinion/130913/nicolas-tu-como-que-no-entiendes
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