sábado, 26 de octubre de 2013

DESTRUCCIÓN DE LA EDUCACIÓN





RAFAEL DÍAZ CASANOVA |  EL UNIVERSAL

Viernes 25 de octubre de 2013  

La educación, palabra que se presta a diversas definiciones e interpretaciones, no solo es un derecho humano del hombre, es una obligación de los padres ante sus hijos, debe estar fundada en fuertes principios familiares, culturales y éticos y es una de las obligaciones primarias de cada nación para con sus ciudadanos.

Venezuela ha sido campo fértil para la educación y para ello han sido imprescindibles las acciones tanto de personas y organizaciones del sector privado como las políticas y los presupuestos que debe cumplir el sector público.

Para hacer un poquito de historia quisiéramos repasar algunos nombres de personas y organizaciones dedicadas a la educación venezolana.

Andrés Bello, el humanista más importante de Latinoamérica, José María Vargas, Rómulo Gallegos y su esposa Teotiste, Augusto Mijares, Arturo Uslar Pietri, los hermanos Roberto y Raimundo Martínez Centeno, Rafael Vegas Sánchez, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Humberto Parodi Alister, Vicente Emilio Sojo, José Antonio Calcaño, José Antonio Abreu, Luisa Elena Vegas (
http://www.youtube.com/watch?v=nVllKmzq5VM), Emil Friedman Kossuth y su esposa Elvia Elisa Argüello, los promotores y profesores de nuestra querida UCAB, doña Lola Fuenmayor, el padre José Gumilla s.j. que inició en 1750 la pléyade de sacerdotes jesuitas que han sido fundamentales educadores nacionales y que tienen en José María Vélaz s.j. al mentor de los primeros pasos de esa monumental obra, Fe y Alegría, que otorga educación integral a cientos de miles de venezolanos y a más de millón y medio de niños y jóvenes en todos los países de Latinoamérica y algunos de otras latitudes. La comunidad de Hermanos Cristianos de La Salle, los sacerdotes Salesianos, las Hermanas de San José de Tarbes quienes llegaron a Caracas en 1889, las Hermanas Ursulinas.

La historia más reciente haría infinita la lista de maravillosos maestros de los venezolanos y la que hemos elaborado adolece del grave pecado de la omisión.

En los doce años más recientes del régimen que nos destruye, la educación nacional toda, pública y privada, ha recibido los embates de la ignorancia.

La agresión más notoria a la educación privada, amén de una intervención vertical, se centra en la ahorcamiento económico de todos los institutos de enseñanza con un perverso método que limita el aumento de las matrículas a fracciones pequeñas de la inflación, que es responsabilidad y culpa del mismo régimen. Cada año, desde la aciaga potestad del ministerio responsable (o irresponsable), se dictan "ukases" que van haciendo inviables a los institutos privados de educación, van limitando la instrucción y van condenando a los educadores a sueldos miserables.

La vesánica actitud del régimen se amplía hasta llegar a las universidades que han sido condenadas a presupuestos insuficientes que se consumen cada vez más en el pago de obligaciones anteriores y con escasez o imposibilidad de recursos para las funciones importantes de investigación y desarrollo de las artes y ciencias que se enseñan en esas importantes casas de estudio.

Esto tendría explicación, que no justificación, si la educación pública se hubiera mejorado. La realidad es que amén del descuido tradicional de la planta física de los planteles, de la mísera remuneración de maestros y profesores, se hace obligatorio el uso de textos indebidos, orientados a la "comunización" y adoctrinamiento de los hijos de las familias venezolanas.

Se trata de sustituir a la familia como educador fundamental de los hijos y se transforma a los educadores en esclavos de los dictados comunistas del Foro de Sao Paulo y de La Habana.

Hace falta que la sociedad venezolana se revele ante estos hechos que agreden lo más sagrado de la nación, el futuro de nuestra sociedad.

Construir un país requiere del concurso de todos sus ciudadanos, no el desarrollo de guerras estériles y destructoras de la nación.

rafael862@yahoo.com

@rafael862


 

@columnisyp_deop


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