PETRÓLEO Y POPULISMO
ODOARDO LEÓN-PONTE |
EL UNIVERSAL
Martes 8 de octubre de 2013
La actividad política en nuestro país siempre ha
tenido un alto grado de un populismo usado para defender posiciones
indefendibles a la larga y para tomar acciones bajo la figura de una aparente
conveniencia para el país y sus habitantes bajo la premisa de lograr mayor
"independencia" y "soberanía". Así, los dirigentes
políticos han promovido su derecho a enrumben al país por senderos que, en la
práctica, han resultado en pérdida de "soberanía" e
"independencia", apoyados todos en la fábula de la necesidad de tener
la propiedad y el control total, entre otras de la actividad petrolera. Veamos.
En la historia reciente, el Estado y el país han
dependido del petróleo para generar los fondos necesarios para el mantenimiento
del aparato estatal y el desarrollo del país. Con los altibajos conocidos, el
país logró que el sector privado saliera fortalecido. Sin embargo, usando la
máscara de la seguridad del país se han creado, mantenido y expropiado una
serie de empresas que están en situación permanentemente declinante, algunas de
las cuales, aunque en sus inicios pudieron tener éxito, en la práctica y por la
dicotomía del uso de los recursos y la incapacidad gerencial subyacente, se
fueron convirtiendo en partes de un barril sin fondo al que se le ha inyectado
una inmensa cantidad de recursos y que desde hace tiempo solo genera pérdida.
En una etapa se inició un proceso de privatización de actividades que
beneficiaron al país en cuanto a infraestructuras y servicios, pero el
incrementado uso del razonamiento de "independencia" y
"soberanía" agregado al supuesto de defender las aspiraciones y
derechos económicos de la gente y la actuación en concordancia con esas
supuestas aspiraciones, buscando en realidad un beneficio político y de
obtención de poder, nunca se han logrado las añoradas "soberanía" e
"independencia" cónsonas con un verdadero desarrollo económico y
humano.
En esta etapa, con una acción política montada sobre
los errores del pasado e intentando venderle a la gente el objetivo de mejores
condiciones de vida sin tener la capacidad para lograrlo, el remolino de
eventos desarrollados bajo la promoción de un esquema político y económico
insostenible, ha desembocado en una situación que consolida un proceso de
deterioro permanente y creciente de las realidades de la gente, principalmente
de las más necesitadas. Con la excusa y el alegato de actitudes reñidas con el
mejor interés de la gente por parte de los sectores ajenos al gobierno, se han
aplicado criterios y fórmulas punitivas que no han tenido ni cambio positivo ni
progreso en cuanto a nuestras realidades sociales y económicas. Todo lo
contrario, las realidades, tanto para el gobierno como para la gente y para el
país, han tomado un curso de río crecido y desbordado que, en razón de sus
orígenes y en forma indefendible arrasa en forma también creciente con todos
los derechos y aspiraciones de un país que debería ser taza de plata en el
concierto internacional.
El análisis de nuestras realidad hace necesario un
"mea culpa" y un cambio verdadero con enfoque práctico por parte de
quienes nos han dirigido o aspiran a hacerlo políticamente, al darnos cuenta de
la realidad que vivimos con una visita a automercados, farmacias, escuelas
públicas u hospital público, unidas a la necesaria política del "ghetto"
por razones de seguridad personal y constatando la realidad de nuestra cuenta
bancaria.
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