PDVSA: ALÍ RODRÍGUEZ
EDDIE A. RAMÍREZ S. | EL UNIVERSAL
Martes 8 de octubre de 2013
Llegó a la presidencia de PDVSA después de la crisis
de abril 2002, cuando Chávez pidió
perdón a los petroleros y destituyó a la
directiva protestada. De voz pausada,
aparentemente conciliador y percibido como hombre serio, Alí Rodríguez
fue acogido favorablemente por ser la mejor opción dentro del chavismo,
asumiendo que durante su estada en la
sede de la OPEP los aires del Danubio habían atemperado al excomandante Fausto.
Inicialmente la empresa marchó sin contratiempos ya
que ningún trabajador tenía interés en otro conflicto. Sólo planteamos a Alí la
posición amedrentadora de su gerente de Prevención y Control de Pérdidas y criticamos
el financiamiento de petróleo a Cuba. En una oportunidad recibí una
amonestación por dar declaraciones que no me correspondían, la cual acepté
públicamente. Ante la perspectiva de un
paro nacional para el 10 de octubre,
todos los altos directivos de la empresa le expresamos a Alí que nadie
tenía pensado paralizar las operaciones, pero que percibíamos que el personal administrativo se sumaría,
como efectivamente sucedió.
El ambiente de trabajo se fue enrareciendo
gradualmente. Alí Rodríguez promovió unas
Mesas de Gobernabilidad, pero los "revolucionarios" desataron una
guerra de correos electrónicos.
Dos abogados, uno de ellos compañero de promoción de
Alí, introdujeron una solicitud de averiguación penal en contra de algunos de nosotros. También lo hicieron unos
parlamentarios.
Gradualmente Alí realizó cambios en el tren
directivo de las filiales no
acordes con los desarrollos de carrera y
fue cediendo terreno a los rojos de la empresa.
Este ambiente interno y la situación nacional determinaron que los
petroleros nos sumáramos, a título personal,
al paro cívico convocado por la CTV, Fedecámaras y todos los partidos políticos de oposición.
Al iniciarse el conflicto los directivos y gerentes
aplicaron el plan de contingencia para evitar mayores daños, pero Alí tenía su
propio plan. Llamó a los círculos violentos, militarizó las instalaciones
y destituyó a la alta gerencia operativa
que estaba cumpliendo sus funciones, sustituyéndola por personal no calificado.
Además separó de sus cargos y suspendió a numerosos trabajadores. Pudo despedir
a un grupo de trabajadores. Salir de casi 23.000, entre ellos 5.659 de las
nóminas menor y diaria fue un crimen y una estupidez para poner a PDVSA al
servicio de la revolución. Le consta que los directores de la Junta que
presidía y la mayoría de los presidentes y directores de las filiales
permanecieron en sus puestos y, posteriormente, cuando
inició los despidos y suspensiones, solicitaron la jubilación. Sin embargo, el comandante Fausto justificó
las sanciones que aplicó el usurpador
Auditor Fiscal, declarando que "mi
convicción personal es que la principal razón para poner los cargos a la orden
obedeció a no querer enfrentar las medidas drásticas que el caso
ameritaba". ¿Entonces por qué les concedió la jubilación? Alí no es un hombre serio, como piensan
algunos, sino un hombre que no sonríe y responsable de la debacle de PDVSA.
Como en botica: Bravo por Mariana Rondón y Gabriela
Montero. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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