RAZONES PARA VOTAR
Se entregaron todos los poderes a una sola ideología
y el deterioro del país está a la vista
CARLOS MACHADO ALLISON | EL UNIVERSAL
Martes 8 de octubre de 2013
Para comenzar el voto no solo es un derecho, sino
que se transforma en obligación para todo ciudadano que desea ejercer su poder
e influencia sobre los gobernantes. Un voto orientado a fortalecer la descentralización
y las instituciones, un voto en contra del desorden, la ingobernabilidad, la
corrupción, la inflación, la escasez, la pérdida de libertad y la abusiva
injerencia del Gobierno en cada detalle de nuestras vidas.
El voto no emitido por el candidato que más se
aproxima a nuestro modo de pensar y vivir, se transforma en un voto para
quienes desean preservar y profundizar el horror que todos estamos viviendo. La
abstención de los opositores será aplaudida por corruptos, pranes y otros
beneficiarios del desorden y la ingobernabilidad. En un país tan dividido como
el nuestro es fácil saber quién se beneficia cuando no votamos. Aún está fresco
en la memoria de muchos lo que ocurrió cuando, por un error garrafal, se
promovió la abstención en unas elecciones legislativas.
Durante esos cinco años de ausencia opositora se
aprobaron leyes y se designaron funcionarios cuyo impacto negativo se percibe
en la actualidad. ¿En qué medida el deterioro del país fue producto de la
abstención? Pienso que tuvo un peso importante: se entregaron todos los poderes
a una sola ideología y el deterioro del país está a la vista. Escucho y leo a
personas que se oponen al actual gobierno, pero que en su disconformidad, con
respecto a algún líder o partido, promueven la abstención. Respeto su derecho a
hacerlo, porque la diversidad de opiniones es la esencia de la democracia, pero
creo que se equivocan porque es bastante obvio que si no ejercemos el voto,
terminaremos perdiendo, no solo algún espacio de acción política, sino lo poco
que nos queda de democracia.
La trampa
Hay otros argumentos como la falta de transparencia,
o la trampa -si le place más la palabreja- pero es más fácil la trastada cuando
la diferencia es de 1%, que cuando la misma es de 20 o 30%. El día de las
elecciones deben estar los testigos de las mesas, para evitar que la voluntad
popular sea violada y en los días que faltan, hable, diga, actúe y opine aunque
el miedo lo oprima. Más miedo nos debe dar el seguir perdiendo, y además
terminar de rodillas.
Nunca he dejado de votar porque siento que el día
que lo haga, perderé el derecho de exigir lo que como ciudadano me corresponde,
es parte de mi lucha, como lo es opinar donde me dejan hacerlo. Abstenerse el 8
de diciembre, por pasivo, furibundo o frustrado, no ayudará a mejorar este país
que se cae en pedazos, pero sí puede contribuir a la pulverización de lo que
queda. Entiendo y respeto las conductas apáticas, de furia y de frustración
-han existido razones- pero creo que los argumentos para votar son mejores.
Votar es, sin duda, una forma de lucha y el instrumento más civil que se haya
diseñado. Un triunfo de la oposición no solo será un mensaje de optimismo hacia
el futuro, también un castigo al peor gobierno de nuestra historia.
carlosmach@gmail.com
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