LLEGÓ EL HAMBRE, CABALLERO
DÁMASO JIMÉNEZ |
EL UNIVERSAL
Martes 8 de octubre de 2013
Todos sabemos que la cosa está mal en Venezuela y que los malos augurios por tanta
ineficiencia, despilfarro, malas decisiones políticas y corrupción causaron estos lodos tantas veces advertidos y anunciados: Estamos
en crisis.
La pregunta que nos hacemos todos ahora es cómo
salir de este atolladero. Todos menos Maduro, que es el único en insistir con
la charada de que la inflación, el deterioro de nuestra economía, la escasez de
productos, las colas interminables en los supermercados y la cantidad de muertes violentas en las calles son consecuencias de los
malévolos planes de 2 o 3 agentes
secretos del imperio que pretenden volar el país para atraparlo a él y cambiar
el destino del planeta. Algún experto lo describiría como exceso de televisión
norteamericana en la ideologizada mente de una ficha castrocomunista. ¡Qué
ironía!
Lo cierto es que nadie sabe si Maduro está atrapado
en la álgida situación venezolana o los venezolanos quedamos atrapados en el nefasto gobierno de Maduro.
¿Cuánto cuesta un kilo de arroz en el abasto del frente, si es que hay? ¿Cuánto
subió de un día para otro una batería para un carro pequeño? ¿Cuánto debe
trabajar un taxista para reponer un caucho malo? ¿Cuántas horas dura con vida
un escuálido sueldo?
El efecto de la inflación en los precios de los
productos dejó botado años luz el ingreso real de los venezolanos. Un gobierno
que se hizo llamar bolivariano ya con 15 años en el poder, humilló como nunca
antes nuestra moneda, eximiéndola de todo valor, limitándola solo para uso de
trueque o moneda de cambio en una ficticia economía interna y de burbuja. Sin
escatimar que ya le quitamos 3 ceros a nuestra moneda, 100 bolívares de ahora
son 5 pesos colombianos, el valor de una pipa o caramelo. El valor de nada.
Tampoco es que dentro del país ese bolívar pueda
hacer mucho. La inflación podría situarse en diciembre entre 47 y 50 % y ese
será nuestro regalo de Navidad para el 2013. La canasta alimentaria según el
Instituto Nacional de Estadística está ubicado en este nanosegundo en 2.915,29,
cifra mucho mayor al salario básico del común o el sueldo de la extensa mayoría
de venezolanos no "enchufados", como la elitesca lista de
boliburgueses que si le sacaron real del bueno al tesoro nacional.
Nuestra economía ha sido defenestrada, depreciada,
asesinada, le pegaron 2 tiros en la frente y ahora nadie quiere hacerse
responsable del crimen. Los sueldos siguen descendiendo meteóricamente, así que
ni Maduro ni Giordani ni Merentes pueden seguir mintiendo sobre la realidad
económica que tanto intentan ignorar
Incluso el sector más leal a la revolución del
presidente Chávez, aun cuando continúa creyendo en el discurso del sabotaje y
el acaparamiento de alimentos que repite Maduro tratando de emular al líder
ausente, sabe que la realidad los golpea fuertemente y de alguna forma
comienzan a evaluar una gestión que luce poco coherente y carente de soluciones
en lo inmediato.
Incluso, muy a pesar que según las encuestas la
inseguridad es catalogada como el principal problema que atormenta a los
venezolanos, la gente sale a la calle a batirse con esa ruleta rusa en busca de
nuestra necesidad más primitiva que es buscar qué comer, resolver, llevar
dinero o comida para la casa como sea. Y aunque usted no lo crea, la cosa puede
ponerse peor.
Para muestra un botón: las imágenes en la psiquis
colectiva de un camión de transporte de carne que termina atascado en plena vía
pública y posteriormente saqueado por un vandalismo salvaje, insaciable y sin
ley, traduce de forma pesimista nuestro futuro inmediato tantas veces negado
por la lógica de un país petrolero.
Llegó el hambre, caballero.
www.biendateao.com
@damasojimenez
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