martes, 8 de octubre de 2013

LA CRISIS DE LA CRISIS



GUSTAVO BRICEÑO VIVAS |  EL UNIVERSAL

Martes 8 de octubre de 2013 

A eso me refiero, exactamente a la crisis de la crisis. La palabra crisis proviene de crecimiento o cambio, transformación de manera inestable, lo que implica que en un sentido lógico, no existe contradicción entre crisis con aprovechamiento. La crisis es, en cierto sentido, positiva, en tanto y en cuanto decidamos analizarla, afrontarla y encararla. En todo caso, irremediablemente al situarnos en el compás del problema venezolano, nos parece lo más adecuado para reseñar, dada la situación personal y colectiva que vivimos los hombres y las mujeres de un país con una de las crisis más grande de nuestra historia contemporánea.

Las crisis son sociales, políticas, económicas, institucionales, para solo denominar unas de ellas. El hombre en crisis, no puede ser visto como un ser en sufrimiento inevitable. Al contrario, las crisis suelen ser alentadoras en beneficio de los hombres, cuando asumen enfrentarla con madurez y eficacia. Lo grave, esto es, cuando la crisis no se enfrenta, constituye la expresión más acabada del título de este artículo de opinión. Ciertamente, en nuestro país, la crisis se desarrolla, entre muchas de sus causas, por la inexistencia de instituciones o por el deficiente o interesado uso de ellas. Las instituciones son el armazón de las naciones, las estructuras de los países, son las referencias que tenemos los ciudadanos para lograr nuestros propósitos, tanto de forma individual como colectiva. Las instituciones son desde luego, mecanismos de índole social y político, que procuran ordenar y normalizar el comportamiento de un grupo de individuos o de ciudadanos que invocan  sus principios y dogmas con una finalidad común. Imagínese amigo lector, la imposibilidad de realizar una actividad semejante. La incógnita se acrecienta y la desesperanza cunde a todo lo largo de nuestro ser. Es decir, la dificultad de enfrentar la crisis sin los elementos personales o colectivos que apoyen un planteamiento de esa naturaleza.

Yendo a nuestro caso,  la situación venezolana, es harto difícil, porque en la realidad de los hechos, los venezolanos no enfrentamos la crisis como debería ser, la negamos. No la invocamos y mucho menos es centro de discusión tanto en los espacios públicos como privados. Para muchos de los ciudadanos de este país, los problemas de seguridad, desempleo, falta de moral, carencia de ética, inseguridad, facilismo, no constituyen el principal problema de su persona. Se aprecia muy poca resonancia y atención hacia aquellos elementos que hacen imposible convivir los unos con los otros. Tal descripción es secundaria, por cuanto lo primero es el yo, y luego los demás. Es un comportamiento, me atrevería decir, antidemocrático, y hasta autoritario, por cuanto es una actitud personalista por no decir egoísta, muy lejana del sentimiento auténtico de venezolanidad que en todo caso debemos acoger y por supuesto afrontar. Un jurista de esos conocidos diría actitud inconstitucional, un sociólogo diría, sociedad contradictoria y hasta un psicoanalista diría sociedad enferma, por cuanto el estar en crisis no garantiza en sana consecuencia la recuperación del ciudadano, la vuelta a su situación de dignidad ya en toda su dimensión. No es una expresión pesimista, es una expresión muy real. Cuánto me gustaría de verdad estar equivocado.

gbricenovivas@gmail.com


http://www.eluniversal.com/opinion/131008/la-crisis-de-la-crisis


columnismoyperiodismodeopinion@gmail.com

@columnisyp_deop


No hay comentarios:

Publicar un comentario