sábado, 26 de octubre de 2013

LA DESPEDIDA





JULIO DÁVILA CÁRDENAS |  EL UNIVERSAL

Sábado 26 de octubre de 2013  

"Yo no puedo mandar más, Excmo. Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohíbe y la libertad de Colombia me lo ordena", escribió Bolívar al presidente del Senado de Colombia, en 1826. Razones tenía Bolívar para no querer continuar gobernando, pero no eran las mismas que hoy existen en nuestro país.

En la actualidad parece vislumbrarse algo similar en Venezuela, pero ya no por la gloria, sino más bien por la incapacidad para gobernar. Demostraciones de ello se han dado hasta el hartazgo.  Basta recordar lo que ha sucedido y continúa sucediendo en Corpoelec; cómo se ha manejado la política exterior; el incremento del costo de la vida; el fracaso de las innumerables políticas de seguridad; el desabastecimiento; observar cómo nuestras calles, carreteras y hospitales muestran un terrible estado de abandono; la dramática caída de la producción petrolera; los negociados que se producen en Guayana; las incoherencias en materia económica; ver cómo desaparecen las reservas monetarias, mientras circulan maletas y maletines llenos de dólares,  euros y droga hacia el exterior, en manos de personas vinculadas a los poderosos de hoy; y así otro largo rosario de "errores".

Mientras tanto, se trata de tapar esos "errores" con medidas de represión, porque no otra cosa es la creación del Cesppa. Hay quienes opinan que ese instrumento es la demostración más evidente de las refriegas internas que se libran en las alturas del régimen para tratar de controlar el poder. Se habla de una lucha contra la corrupción que no llega hasta quienes gozan de prebendas. Antes por el contrario, se pretende demostrar su existencia anunciando el derribo de avionetas supuestamente cargadas de droga en la oscuridad de la noche, usando para ello supersónicos aviones de combate y mostrando fotografías de aeronaves calcinadas, sin que aparezca ni por asomo un gramo de droga o algún tripulante muerto, herido o ileso. Sólo se logra capturar a personas que no son los verdaderos traficantes y para colmo, de un cargamento de más de una tonelada de cocaína se señala que era propiedad de un mecánico de La Guaira, pero que pudo escapar... Ni que hubiera sido un mecánico de vehículos o de motores de gran lujo. Éstos no logran acumular con su trabajo la fortuna necesaria para adquirir tan terrorífico cargamento. Si sólo se habla de pulcritud administrativa, no se puede dar lecciones ni perseguir a quienes se han enriquecido a la sombra del tesoro público.

La verdad es que se requiere de un alto grado de civismo para practicar la democracia, así como de luces para gobernar y saber escoger entre los mejores para tratar de lograr el progreso y bienestar colectivo. Eso es algo que aquí brilla, pero por su ausencia.

julio.davilacardenas@gmail.com

 

http://www.eluniversal.com/opinion/131026/la-despedida

 

 

@columnisyp_deop

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